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Doctor Franz Baehr: La Fascinación por el continente asiático

Martes, 26 de Octubre de 2010

Doctor Franz Baehr

Doctor Franz Baehr

Destacado internista neumólogo de Clínica Las Condes lleva más de treinta años coleccionando figuras y otras obras sobre la iconografía oriental, llegando a tener alrededor de entre 40 y 50 piezas.

Desde 1977, el doctor Franz Baehr se ha interesado por las diferentes culturas asiáticas. Una inquietud que comenzó de su fascinación por coleccionar armas blancas. Sin embargo, luego de años fue cambiando su enfoque como coleccionista adquiriendo figuras de la iconografía oriental.

Todo comenzó cuando llegó a sus manos su primer sable japonés, un arma antigua y deteriorada por el paso del tiempo. Averiguando en qué lugar podría saber más de él, el doctor Baehr llegó hasta la Sociedad de Sables Japoneses de Estados Unidos (JSSUS) la que se reúne dos veces al año para compartir experiencias e información sobre las piezas y de la que el Internista actualmente es miembro. “Luego me interesó todo lo relacionado con el sable por ejemplo la “Tsuba” la guarnición que se le pone a los sables para proteger la mano y unas figuritas que los maestros colocaban en la empuñadura para mejorar el agarre, las que pueden representar un animal, cosas de la vida cotidiana o figuras religiosas”.

Para el doctor Baehr este proceso es igual a cuando los magos sacan de su mano pañuelos que van cambiando de color, uno tras otro. Así empezó interesándose por el budismo, la mitología japonesa, el hinduismo, entre otras culturas, que lo han acercado a China y a la India.

-¿Dónde adquirió su primer sable?   

Acá en Chile, pero en realidad es muy muy difícil encontrar uno en buen estado Y para que veas como son las cosas del destino, pasado unos años por la descripción y las fotos que les enviaba a mis amigos de Estados Unidos, me dijeron que les llevara la pieza para averiguar más sobre él. Y en un viaje que hice con mi esposa a Birmingham, Estados Unidos, a una reunión de la Sociedad, fue invitado un pulidor de sables, de los pocos que conservan la tradición del pulido en Japón. Mi sable estaba muy manchado por lo que se lo pasamos. Limpió una pequeña sección y me dijo, vale la pena que lo mandes a Japón. Le hice caso y lo envié, increíblemente resultó ser un sable muy antiguo e importante. Luego fue enviado a rendir un examen frente a un panel de jueces de la Sociedad para la Preservación del Arte de los Sables Japoneses los que calificaron la pieza como “sable especialmente importante”, tres grados menor a tesoro nacional.

Cherry Shippo es un cloisonne japonés con decoración de cerezos en flor

Cherry Shippo es un cloisonne japonés con decoración de cerezos en flor

 

Koro Kyoto es un sahumador japonés, porcelana Kyoto, decoración de bambú

Koro Kyoto es un sahumador japonés, porcelana Kyoto, decoración de bambú

 La iconografía oriental

El sable japonés fue la primera pieza de la colección oriental del doctor Baehr. Luego se sumaron figuras religiosas del budismo, shintoismo, hinduismo y taoismo, las que son básicamente dioses y diosas, budas y animales. Sin embargo, reconoce que de su colección tiene algunas favoritas entre las que se encuentra un buda grande de bronze, que posiblemente sea de la dinastía Ming o a comienzos de Qing. Mientras que en porcelanas destaca la figura de un bailarín del teatro Kabuki japonés el que está representando la danza el León Blanco. “Tiene mucha fuerza, es como un compendio de ver la expresión de la figura, la expresividad de la porcelana, todo el decorado de ella, el movimiento que tiene esa figura. Es muy bonita”, agrega.

El doctor Franz Baehr expresa que las piezas las adquiere mayormente viajando junto a su esposa. Recorre casas de anticuarios, de remates, consulta cada tres o cuatro meses si hay algo nuevo y está atento por si llega una figura de importancia. “Además están los catálogos de las casas internacionales de remate, especialmente Lempertz en Colonia, Alemania. Hace dos años fui a un remate de ellos donde me recibieron muy bien, como si fuera un personaje. Fue muy importante porque en esa ocasión tuve la oportunidad de discutir sobre figuras japonesas y tibetanas con dos Masters of Arts,  Para un  coleccionista aislado y solitario como yo fue como rendir un examen. También me guío por libros, revistas como Artes de Asia, publicación bimensual a la que estoy suscrito desde 1977 y a través de algunos amigos que viven por el mundo.

-¿Al parecer su esposa lo acompaña a todos lados?

Sí, es que ella me acompaña a los anticuarios y yo al mall (ríe).

-¿Y cuál es el país que más le atrajo?

Ir a Tailandia fue una locura, está lleno de templos y tiendas. Imagínate ver todas esas figuras que yo había visto en fotos. Entonces es muy rico porque en Bangkok hay un templo que tiene 52 budas grandes a tamaño real y ahí van los turistas y una guía va explicando cada una de las figuras. Lo gracioso es que en una de esas figuras había un buda japonés, como yo conocía del tema le hago saber a la guía, pero ella me negaba diciendo que eran todos tailandeses. Hasta que le dije acérquese y lea la etiqueta. La guía se acerca sorprendida al ver que yo tenía razón.

Otra anécdota le ocurrió en Hollywood Road, una calle de anticuarios en Hong Kong. “Entramos a una tienda que conocía por fotos, ellos tienen un aviso en la revista Artes de Asia. Me recibió el dueño y le comenté que el buda que tenía en vitrina estaba con la etiqueta equivocada, me dice pero cómo, le digo bueno seguramente un empleado colocó mal la etiqueta. Salió a mirar y me dijo, tiene razón cómo se dio cuenta”. Al ver que el doctor Baehr era un conocido en la materia, el anticuario semi cerró su tienda para conversar, y enseñarle las piezas más finas.

“También me ocurrió que en Londres en la Grays Antiques, una de las galería de anticuarios más destacadas de la ciudad, pasé por una tienda de sables japoneses donde había uno muy fino Le pregunté al anticuario si el sable estaba firmado y me dice sí, por Awataguchi Fujiwara Tadatsune Le digo, increíble yo tengo uno del discípulo de él, Kanetsuna. Ese fue el clic para que el sujeto me invitara a tomar té, y me mostró todos los sables de la tienda”, cuenta.

Gajes de un coleccionista

La colección del doctor Baehr abarca entre 40 y 50 piezas, las que va rotando en secciones para exhibirlas.

Además pertenece a diversos clubes mundiales, entre ellos, el de los Sables Japoneses en Estados Unidos y el de la Porcelana Kutani la que tiene su sede en Francia y Japón. En estos adquiere información relevante para cada una de las piezas de su colección.

¿Cómo reconoce cuando las piezas no son legítimas?

Con la experiencia solamente. Por ejemplo, hay piezas que son muy toscas y obviamente son una copia, porque esas figuras habitualmente son hechas en serie. Y por otro lado está la pieza que es muy bien hecha y muy difícil de copiar por lo que sus precios son bastante altos.

Pero el doctor Baehr no se queda solamente en coleccionar y estudiar sobre la iconografía oriental, además realiza charlas y visitas guiadas cuando la situación lo amerita. Una de ellas la realizó en el auditorio Mauricio Wainer de Clínica Las Condes, donde expuso sobre el Arte Japonés en la vida cotidiana, “la idea era explicar como los japoneses tienden a usar cosas utilitarias con un toque artístico o convertirlo en objeto artístico. En la ocasión mostré pocillos para tomar té, recipientes para guardarlo, algunas cosas de las estampas japonesas, floreros con las distintas técnicas japonesas, paños de seda para envolver cosas los que son pintados a mano, todo lo que se usa en la vida común”.

Además el internista es miembro del directorio del Instituto Cultural Chileno Japonés, el que realizará en noviembre una exposición en Casa Lo Matta. Ahí se mostrarán técnicas como el arte de los bonsáis, origami, sumi-e, manga, bo, ikebana, todas expresiones llevadas a un nivel artístico.

Mille Fleur Plate Mille, es un plato de porcelana Kutani decorado en el estilo Mille Fleur

Mille Fleur Plate Mille, es un plato de porcelana Kutani decorado en el estilo Mille Fleur

– Finalmente ¿Cual es la cultura que más le ha gustado?

Como arte visual me gusta mucho la cultura tibetana, son maestros en lo que es la imaginería santa. Y también me gusta la japonesa porque tiene una tremenda  tradición, son más libres, innovan, no se quedan pegados en una técnica sino que cambian a una nueva luego que logran dominar la anterior.


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