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Galardón: Doctor Jaime Arriagada, Médico del Año 2010

Viernes, 4 de Febrero de 2011

Con gran experiencia, simpatía y una loable labor, fue premiado el doctor Jaime Arriagada, destacado cirujano plástico, profesor y mentor de médicos.

Doctor Jaime Arriagada

El día 6 de enero, se galardonó como Médico del Año al doctor Jaime Arriagada Stuven, cirujano plástico y actualmente Asesor de la Dirección de Servicios Médicos de Clínica Las Condes. A la ceremonia realizada en el Auditorio Mauricio Wainer, llegó su familia y amigos, quienes celebraron el premio no sólo por la trayectoria de este profesional sino por su calidad humana. 

Socio Fundador y miembro del directorio de la Sociedad de Prestaciones Médicas –SPM-, el doctor Jaime Arriagada, realizó sus estudios en la Pontificia Universidad Católica para luego titularse en la Universidad de Chile. Realizó su especialización en Paris, Francia y regresó a Chile luego de dos años de aprendizaje en nuevas técnicas de cirugía. Trabajo durante 20 años en el antiguo Hospital Militar donde formó el Servicio de Cirugía Plástica Reparadora, paralelamente impartió labores en el Hospital Exequiel González Cortés. En 1984 ingresa a Clínica Las Condes, formando el departamento de Cirugía Plástica, distinguiéndose por su firme compromiso con el servicio público.  

El doctor Arriagada nos cuenta que estuvo muy sorprendido el día que le anunciaron el reconocimiento. “Era diciembre y me avisan de este importante premio, sin embargo, me tomó por sorpresa ya que mi señora y yo nos íbamos de viaje para esa fecha y no pudo hacerse la ceremonia hasta enero”. Cuenta que durante este período se dedicó a reflexionar sobre el premio, la importancia de éste y porqué había llegado a sus manos “Me permitió pensar un poco en el pasado y decir, por qué me dieron el premio, qué pasó, cuál es la razón. Preguntas que permiten repasar mi vida, mis circunstancias, y qué he hecho todo este tiempo para que se me de este premio. Entonces es bonito permitirse revisar el pasado”, expresó. 

Reconoce que este premio que lleva muchos años en CLC, es muy valorado por los médicos, porque es una forma de distinguirlos, ya sea, por una contribución importante que hayan hecho ó bien, por su trayectoria. “Son tradiciones bonitas. Es emocionante porque mucha gente merece tenerlo. He estado más de una vez en el comité que busca a la persona idónea para este galardón, uno siempre se encuentra con dos o tres nombres que son súper meritorios y hay mucha gente que se lo merece”.  

“Lo que más aprecio, más allá del premio, es el reconocimiento y las manifestaciones de cariño que surgen alrededor de esto. Hay gente que se acerca y me dice: estoy muy contento porque me siento parte de este premio, he trabajado contigo tantos años y compartido tantas cosas. Eso lo encuentro súper valioso. Ha llegado un momento en que los seres humanos no nos estamos diciendo cosas buenas, salvo para Navidad, pero en este tipo de situaciones la gente manifiesta lo que normalmente no expresa, aprovechan a entregar su cariño y uno se siente comprometido con la gente que lo aprecia”, señaló el doctor Arriagada. 

Agradecimientos

Gracias a esta retrospección, el doctor Arriagada pudo darse cuenta de toda la gente con la que ha compartido a lo largo de los años, factor trascendental en su vida y en la entrega de este premio. “Siempre trabajé compartiendo con otros, entonces creo que por ahí andaba el hecho de tener un reconocimiento y tanto cariño de la gente. Me di cuenta que comenzó el día en que mis padres me educaron, me dieron la enseñanza, la fe que tengo, mi colegio donde tuve excelentes profesores, la Universidad Católica donde estudié medicina e hice mi formación como cirujano, mi señora, mis hijos y nietos, un tremendo núcleo que me quiere y que me manifiesta cariño. El grupo de trabajo en CLC, donde partí solo y ahora somos 14, la revista de CLC, etc. El agradecimiento es a tanta gente que me ha acompañado durante años de trabajo y eso hace que uno coseche lo que ha ido sembrando”, dijo. 

-¿Qué lo impulsó a dedicarse a la medicina?

No tenía ningún antecedente en mi familia, pero siempre me gustó realizar una actividad de servicio. Luego me fui a Constitución, Octava Región, como médico General de zona por tres años, donde comenzó a gustarme la cirugía, pero no la de extirpar órganos sino la de reparar. La otra profesión que siempre me gustó fue haber sido arquitecto o constructor, pero me di cuenta que la cirugía plástica y la arquitectura tienen una base en común, que es trabajar con volúmenes, formas y espacios. Soy un constructor aficionado, me encanta construir, he construido varias casas junto a mi señora, he hecho proyectos, la última oportunidad la tuve con una casa que tenemos en la playa.  

-¿Veo que comparte todo con su esposa?

Es que llevamos juntos tantos años, casi 44 años de matrimonio. Ha tenido la gran paciencia de soportarme todos estos años y soportar a los médicos no es fácil: cambiamos de programa, nos llaman de urgencia, llegamos más tarde de lo acordado, es muy complicado. 

– ¿Y qué le dijo cuando supo del premio?

Creo que ella estaba más emocionada y nerviosa que yo. Curiosamente hice mi discurso de agradecimiento y le dije no te lo voy a mostrar porque es una sorpresa. Entonces me dijo, ¡No! tú me lo tienes que mostrar, y efectivamente fue mejor porque me hizo un montón de correcciones súper útiles, me aportó un montón. Creo que los matrimonios no se dan solos. Es igual que en la medicina, uno es lo que es porque se perfecciona, se desarrolla, porque va a congresos, y lo mismo pasa en el matrimonio, también se requiere de esfuerzo, de trabajo, de aprender, de pelear ,de reconciliarse, es un proceso y uno tiene que gastar energías en él. 

La Cirugía Plástica

En su gran y extensa carrera profesional el doctor Arriagada a trabajado en diversas instituciones de salud, las que sin duda lo han formado en el gran cirujano plástico que es hoy. Reconoce que es difícil decidir que etapa ó trabajo ha sido más importante en su carrera, pero destaca el enseñar como una de sus grandes desafíos. “No concibo la medicina como una actividad para uno mismo, este mismo hecho de compartir y de intercambiar con otros, ha hecho que me encante enseñarle a otros”.  

Partió en el año 1979 formando dos médicos, el Doctor Mario Godoy que trabaja en CLC y el Doctor Wilfredo Calderón, hoy jefe del servicio de cirugía plástica del Hospital del Trabajador, el que ha tenido grandes distinciones extranjeras. Desde entonces ha enseñado a generaciones de médicos. “Participé desde hace varios años en un programa de la Universidad de Chile como docente, pero creo que lo más importante de enseñarle a otro, como dice el autor, Nikos Kazantzakis (cuando uno quiere enseñar y ser sabio, tiene que crear puentes para que los discípulos los atraviesen y se queden al otro lado, y así se desarrollen solos). Es un logro enorme, ya que la gente se forma y logra hacer las cosas bien e incluso trabajar mejor que uno, y ese es un logro súper bonito en la profesión”, expresó el doctor Arriagada. 

-¿Está conforme con el trabajo realizado hasta ahora?

Sí, mucho, me encanta la medicina, también lo manifesté en mi discurso de agradecimiento. La veo como una profesión maravillosa en el sentido de que permite todos los días poder dar la mano a alguien. La gente abre su corazón si uno le da el espacio y es increíble como a veces la gente necesita que se le escuche. Entonces la medicina es una profesión maravillosa que permite eso.  

-¿Y qué opina de la cirugía plástica de hoy?

Bueno hoy la cirugía plástica está mucho más expandida que cuando comencé, es un campo abierto para crecer, pero diría que lo más sensible en la cirugía plástica, sobretodo en la estética, son los límites éticos que tiene un doctor, saber qué hacer y hasta dónde hacer. Uno nunca tiene que olvidarse que antes de cirujano plástico es médico. La cirugía plástica estética hoy en día, sobre todo con la mediatización que tiene, corre el gran peligro de hacer cosas que no se debieran. Creo que está bien que un doctor viva de la medicina, yo he vivido toda mi vida de ella, pero uno no puede anteponer el beneficio del doctor sobre el del paciente, hay que saber poner límites, y eso no es fácil.


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